Que es crear valor gestionar valor y capturar valor

Que es crear valor gestionar valor y capturar valor

En el mundo empresarial, las ideas de crear valor, gestionar valor y capturar valor son conceptos clave que guían las estrategias de las organizaciones. Estas tres acciones forman parte esencial del desarrollo sostenible y competitivo de una empresa. Aunque suenan similares, cada una desempeña un rol diferente dentro del ecosistema de negocio. En este artículo exploraremos en profundidad qué implica cada una de estas fases, cómo se relacionan entre sí y por qué son fundamentales para el éxito a largo plazo de una organización.

¿Qué es crear valor, gestionar valor y capturar valor?

Crear valor es el proceso mediante el cual una empresa identifica necesidades no satisfechas del mercado y desarrolla productos, servicios o soluciones que aporten beneficios a sus clientes. Este valor puede ser económico, social, ambiental o emocional. Una vez que se ha generado ese valor, es necesario gestionarlo para que se mantenga y evolucione con el tiempo. Gestionar el valor implica optimizar los recursos, mantener la calidad y asegurar la continuidad del aporte ofrecido. Finalmente, capturar valor es el acto de transformar ese valor generado en beneficios reales para la empresa, ya sea a través de ingresos, rentabilidad, posicionamiento o ventaja competitiva.

Un dato interesante es que, según el economista Michael Porter, la creación de valor es el primer paso para construir una ventaja sostenible. Sin embargo, muchas empresas fracasan porque no logran gestionar adecuadamente ese valor ni capturarlo de manera efectiva. Por ejemplo, una startup puede crear un producto innovador, pero si no gestiona bien su infraestructura o no tiene un modelo de negocio claro para capturar los beneficios, es probable que no sobreviva a largo plazo.

La trilogía del valor en el contexto empresarial

Las empresas que dominan las tres etapas —crear, gestionar y capturar valor— tienden a destacar en su sector. Este proceso no es lineal ni independiente: cada fase depende de la anterior y debe ser abordada con una visión integral. En la fase de creación, se invierte en investigación, desarrollo, innovación y comprensión del cliente. En la gestión, se asegura la eficiencia, la calidad y la continuidad del servicio. Y en la captura, se define cómo se traduce ese valor en ingresos, marca, lealtad o influencia en el mercado.

Para ilustrar, pensemos en una empresa tecnológica que desarrolla una aplicación para la salud. Primero, crea valor al identificar una brecha en la atención médica digital. Luego, gestiona el valor asegurando la privacidad de los datos, la usabilidad del producto y la escalabilidad del sistema. Finalmente, captura valor mediante suscripciones, publicidad o acuerdos con instituciones médicas. Sin una gestión adecuada, el valor creado podría perderse o no ser aprovechado al máximo.

Cómo interactúan estas tres dimensiones del valor

Una de las claves del éxito empresarial es entender cómo se entrelazan las tres dimensiones del valor. Si bien crear valor es el punto de partida, sin una estrategia sólida para gestionar y capturar ese valor, el impacto será limitado. Por ejemplo, una empresa social que crea valor al educar a comunidades marginadas necesita un modelo sostenible para gestionar ese impacto y capturarlo a través de donaciones, colaboraciones públicas o servicios pagos. Esto no solo asegura la continuidad del proyecto, sino que también le da estabilidad y crecimiento.

Por otro lado, en el ámbito corporativo, una empresa que no gestiona el valor puede enfrentar problemas de eficiencia, como costos elevados o baja satisfacción del cliente. Y si no captura adecuadamente el valor, podría no obtener el retorno esperado de sus inversiones. Por eso, es fundamental que las organizaciones integren estas tres fases en su planificación estratégica, asegurando que cada acción contribuya al ciclo completo del valor.

Ejemplos prácticos de crear, gestionar y capturar valor

Para entender mejor estos conceptos, aquí tienes algunos ejemplos reales de empresas que han aplicado con éxito la trilogía del valor:

  • Apple: Crea valor al ofrecer productos innovadores y experiencias únicas. Gestiona ese valor a través de un estricto control de calidad, diseño y soporte al cliente. Captura valor mediante precios premium, ecosistemas propios como App Store y una base de usuarios leal.
  • Netflix: Crea valor con contenido original y experiencia de usuario personalizada. Gestiona el valor con algoritmos de recomendación y plataformas técnicamente avanzadas. Captura valor mediante suscripciones mensuales y acuerdos con productoras.
  • Tesla: Crea valor con vehículos eléctricos y tecnología de vanguardia. Gestiona el valor mediante una cadena de suministro innovadora y una red de cargadores propios. Captura valor a través de ventas de automóviles, baterías y software.

Cada una de estas empresas ha identificado su forma única de crear valor y ha desarrollado estrategias para gestionarlo y capturarlo. Esto no solo les ha dado ventaja competitiva, sino también estabilidad y crecimiento sostenible.

El concepto del ciclo del valor: una visión integral

El ciclo del valor puede entenderse como una secuencia interconectada de actividades que una empresa lleva a cabo para satisfacer necesidades del mercado. Este ciclo no se limita a la producción o venta de bienes, sino que incluye todo el proceso desde la identificación de oportunidades hasta la monetización de los beneficios generados. Cada etapa del ciclo debe ser analizada, optimizada y adaptada a los cambios del entorno.

Un concepto clave aquí es el de cadena de valor, introducido por Porter, que describe cómo una empresa puede descomponer sus operaciones en actividades que generan valor. Estas actividades incluyen investigación, diseño, producción, marketing, distribución y postventa. Cada una de estas actividades contribuye a la creación, gestión y captura del valor. Por ejemplo, en el diseño, se crea valor al anticipar las necesidades del cliente; en la producción, se gestiona ese valor asegurando calidad y eficiencia; y en la distribución, se captura el valor a través de canales efectivos y de bajo costo.

Las tres fases del valor en diferentes sectores económicos

Cada industria tiene su propia forma de aplicar las tres fases del valor. A continuación, te presento cómo se manifiestan en distintos sectores:

  • Tecnología: Crear valor implica innovación y desarrollo de soluciones únicas. Gestionar el valor requiere mantener la calidad del servicio y la actualización constante. Capturar el valor puede hacerse mediante modelos de suscripción, licencias o publicidad.
  • Salud: Crear valor está relacionado con la mejora de la calidad de vida y la atención médica. Gestionar el valor implica asegurar accesibilidad y eficiencia. Capturar el valor se logra a través de cobros por servicios, financiamiento gubernamental o seguros médicos.
  • Educación: Crear valor se logra al ofrecer conocimiento y oportunidades de desarrollo. Gestionar el valor incluye mantener la calidad académica y la infraestructura. Capturar el valor puede hacerse mediante matrículas, donaciones o patrocinios.

Cada sector debe adaptar su enfoque en función de sus objetivos, recursos y contexto. Sin embargo, el principio subyacente es el mismo: el valor debe ser creado con intención, gestionado con precisión y capturado con estrategia.

La importancia del equilibrio entre las tres fases del valor

El equilibrio entre crear, gestionar y capturar valor es esencial para evitar desequilibrios que puedan afectar la sostenibilidad de una empresa. Por ejemplo, si una organización se enfoca exclusivamente en crear valor, pero no gestiona adecuadamente los recursos o no tiene un modelo claro para capturar los beneficios, es probable que no alcance sus metas a largo plazo. Por otro lado, si una empresa se centra demasiado en capturar valor sin preocuparse por la creación o gestión, puede perder la confianza del cliente y su relevancia en el mercado.

Una empresa exitosa es aquella que logra un equilibrio entre estas tres dimensiones. Esto implica una planificación estratégica que considere no solo el impacto inmediato, sino también el impacto a largo plazo. Además, requiere una cultura organizacional que fomente la innovación, la eficiencia y la responsabilidad. Solo así se puede construir una organización que no solo sobreviva, sino que prospere en un entorno competitivo.

¿Para qué sirve crear, gestionar y capturar valor?

El propósito fundamental de estas tres fases es permitir a las organizaciones generar un impacto positivo y sostenible, tanto en su entorno inmediato como en el mercado global. La creación de valor es el motor de la innovación y la mejora continua. La gestión del valor asegura que los esfuerzos no se desperdicien y que los recursos se utilicen de manera eficiente. Y la captura del valor permite que la organización obtenga los beneficios necesarios para seguir invirtiendo y creciendo.

Un ejemplo práctico es el caso de empresas como Patagonia, que no solo crea valor al ofrecer ropa sostenible, sino que gestiona ese valor mediante prácticas éticas y ecológicas, y captura el valor a través de una base de clientes comprometidos con sus valores. Este enfoque ha permitido a la empresa no solo ser rentable, sino también ser un referente en responsabilidad social.

Variantes del valor: desde la innovación hasta la sostenibilidad

El concepto de valor puede manifestarse de múltiples formas, dependiendo del contexto y los objetivos de la organización. Algunas de las variantes más comunes incluyen:

  • Valor económico: Se refiere al retorno financiero que genera una organización. Es el tipo más directo de valor y suele ser el objetivo principal de las empresas for-profit.
  • Valor social: Implica un impacto positivo en la comunidad, la equidad, la educación o la salud. Es común en empresas sin fines de lucro o en organizaciones con un enfoque social.
  • Valor ambiental: Se refiere a la contribución de una empresa a la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Cada vez más empresas buscan reducir su huella de carbono y promover prácticas verdes.
  • Valor emocional: Es el aporte que una marca o producto hace en el bienestar emocional del consumidor, como la confianza, la satisfacción o la identidad.

Cada una de estas variantes puede coexistir y complementarse dentro de una estrategia integral de valor. La clave está en identificar qué tipo de valor es más relevante para la organización y cómo se puede crear, gestionar y capturar de manera efectiva.

El valor como base de la ventaja competitiva

El valor no solo es un recurso, sino una herramienta estratégica que permite a las empresas diferenciarse de sus competidores. Las organizaciones que logran crear un valor único, gestionarlo con eficiencia y capturarlo de manera efectiva suelen tener una ventaja sostenible. Esta ventaja puede manifestarse en forma de precios premium, mayor lealtad del cliente, mejores márgenes de beneficio o una posición dominante en el mercado.

Una forma de construir esta ventaja es mediante la innovación constante. Por ejemplo, empresas como Amazon o Google no solo ofrecen servicios únicos, sino que también gestionan su valor a través de escalabilidad y automatización. Capturan valor mediante modelos de negocio disruptivos que les permiten mantenerse en la cima de su sector. En este contexto, el valor no solo es un resultado, sino un proceso dinámico que debe ser monitoreado, adaptado y optimizado continuamente.

El significado de crear, gestionar y capturar valor en el contexto empresarial

Crear valor es el primer paso para construir una organización que aporte algo único al mercado. Esto puede ser un producto, un servicio, una experiencia o una solución a un problema específico. Es una actividad que requiere investigación, creatividad y una profunda comprensión de las necesidades del cliente. Gestionar el valor, por otro lado, implica mantener y mejorar lo que se ha creado, asegurando que siga siendo relevante, eficiente y de calidad. Esto puede incluir la optimización de procesos, la gestión de talento, la atención al cliente y la innovación continua.

Finalmente, capturar valor es el proceso de transformar lo que se ha creado y gestionado en beneficios reales para la organización. Esto puede hacerse mediante ingresos, ahorros de costos, mejora en la eficiencia operativa o incremento en la reputación. Capturar valor no solo es una cuestión financiera, sino también estratégica, ya que permite a la empresa reinvertir en su desarrollo, expandirse y mantenerse competitiva. Juntas, estas tres fases forman la base de una estrategia empresarial sólida y sostenible.

¿De dónde provienen los conceptos de crear, gestionar y capturar valor?

Estos conceptos tienen sus raíces en la teoría estratégica y en la economía moderna, particularmente en los trabajos de autores como Michael Porter, Gary Hamel y C.K. Prahalad. Porter introdujo el concepto de cadena de valor, que describe cómo una empresa puede dividir sus actividades en unidades que generan valor. Hamel y Prahalad, por su parte, desarrollaron la idea de recursos y capacidades como fuentes de ventaja competitiva sostenible.

A lo largo del tiempo, estos conceptos han evolucionado para adaptarse a los cambios en el entorno empresarial, especialmente con la llegada de la economía digital, la globalización y el enfoque en la sostenibilidad. Hoy en día, crear, gestionar y capturar valor no solo son herramientas de análisis, sino también guías prácticas para el diseño de estrategias empresariales exitosas. Muchas empresas utilizan estos conceptos como marco conceptual para evaluar su desempeño y planificar su crecimiento a largo plazo.

Síntesis de los conceptos clave en la gestión empresarial

En resumen, crear, gestionar y capturar valor son tres dimensiones esenciales que definen el éxito de una organización. Crear valor implica identificar oportunidades y desarrollar soluciones que aporten beneficios reales. Gestionar el valor requiere optimizar los recursos, mantener la calidad y asegurar la continuidad del aporte. Capturar el valor, por su parte, se refiere a transformar ese aporte en beneficios tangibles para la organización, ya sea a través de ingresos, posicionamiento o rentabilidad.

Juntas, estas tres fases forman un ciclo dinámico que debe ser monitoreado y ajustado constantemente. Una empresa que domina este ciclo no solo sobrevive en un mercado competitivo, sino que también se posiciona como un referente en su sector. Además, este enfoque permite a las organizaciones ser más resilien, adaptativas y responsables, lo que es fundamental en un mundo en constante cambio.

¿Cómo aplicar estos conceptos en una empresa real?

La aplicación de estos conceptos en una empresa real requiere una planificación estratégica clara y una cultura organizacional que los apoye. Primero, es fundamental identificar qué tipo de valor se quiere crear. Esto puede hacerse mediante investigación de mercado, análisis de tendencias y diálogo con los clientes. Una vez que se ha definido el valor a crear, se debe diseñar un modelo operativo que permita gestionarlo de manera eficiente. Esto incluye desde la gestión de talento hasta la tecnología utilizada.

Finalmente, es necesario establecer un modelo de negocio que permita capturar ese valor. Esto puede incluir precios, canales de distribución, alianzas estratégicas o modelos de suscripción. La clave está en alinear estos tres aspectos para que trabajen en conjunto y refuercen la posición de la empresa en el mercado. Empresas como Netflix, Tesla o Apple son ejemplos de cómo aplicar estos conceptos en la práctica para construir un negocio sostenible y exitoso.

Cómo usar los conceptos de crear, gestionar y capturar valor en la práctica

Para aplicar estos conceptos en la práctica, es útil seguir una metodología paso a paso. Primero, identifica la necesidad o el problema que tu organización busca resolver. Esto es el punto de partida para crear valor. Luego, desarrolla un prototipo o una solución que aporte beneficios reales a los usuarios. Una vez que tienes una solución viable, es momento de gestionar el valor, lo que implica optimizar los procesos, asegurar la calidad y mantener la continuidad del aporte.

Finalmente, define cómo capturar el valor. Esto puede hacerse mediante precios, acuerdos de negocio, modelos de suscripción o cualquier otro mecanismo que permita transformar el aporte en beneficios reales para la organización. Por ejemplo, una empresa de software puede capturar valor mediante licencias, soporte técnico o actualizaciones. Cada una de estas etapas debe ser revisada y ajustada continuamente para adaptarse a los cambios del entorno y maximizar el impacto del valor generado.

El papel del liderazgo en la trilogía del valor

El liderazgo juega un papel fundamental en la implementación de las tres fases del valor. Los líderes no solo definen la visión de la organización, sino que también guían los esfuerzos para crear, gestionar y capturar valor. Un buen líder debe tener una mentalidad estratégica, capaz de identificar oportunidades, motivar a los equipos y tomar decisiones informadas que refuercen la sostenibilidad del negocio.

Además, el liderazgo debe fomentar una cultura organizacional que priorice la innovación, la eficiencia y la responsabilidad. Esto implica invertir en formación del talento, promover la colaboración entre departamentos y estar atento a las tendencias del mercado. Un liderazgo fuerte también permite a la organización adaptarse rápidamente a los cambios y aprovechar nuevas oportunidades de valor. En resumen, el liderazgo no solo guía la organización, sino que también define su capacidad para crear, gestionar y capturar valor de manera efectiva.

El impacto a largo plazo de estos conceptos en el mundo empresarial

A largo plazo, las empresas que internalizan los conceptos de crear, gestionar y capturar valor son las que tienen mayor probabilidad de sobrevivir y prosperar en un mundo cada vez más competitivo. Estos conceptos no solo ayudan a las organizaciones a ser más eficientes y rentables, sino que también les permiten construir una relación más fuerte con sus clientes, empleados y stakeholders. Además, al enfocarse en la creación de valor, las empresas pueden contribuir al desarrollo económico, social y ambiental, lo que las convierte en actores clave en la construcción de una sociedad más sostenible.

En un contexto globalizado, donde los cambios tecnológicos y sociales son constantes, el enfoque en el valor es una herramienta poderosa para adaptarse, innovar y liderar. Las organizaciones que logran equilibrar estas tres dimensiones no solo se mantienen en el mercado, sino que también se posicionan como referentes en su sector. Por eso, entender y aplicar estos conceptos es esencial para cualquier empresa que aspire a tener éxito a largo plazo.