El estrés es un fenómeno psicofisiológico que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), juega un papel fundamental en la salud física y mental de los individuos. En este artículo exploraremos qué implica este concepto desde una perspectiva científica y cómo se manifiesta en la vida cotidiana. Comprender qué es el estrés según la OMS nos ayudará a identificar sus causas, síntomas y estrategias de manejo, con el fin de promover un enfoque saludable ante las exigencias de la vida moderna.
¿Qué es el estrés según la OMS?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés es definido como una respuesta fisiológica del cuerpo a cualquier demanda o situación que exige un ajuste. Esta respuesta puede ser positiva (eustres) cuando impulsa al individuo a actuar de manera efectiva, o negativa (distres), cuando se prolonga y genera malestar. La OMS destaca que el estrés crónico es un factor clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, trastornos digestivos, depresión y ansiedad.
Un dato curioso es que el estrés no es un problema moderno. Ya en 1936, el médico canadiense Hans Selye acuñó el término estrés en el contexto médico, describiéndolo como la respuesta del cuerpo a cualquier tipo de estrésor, ya sea positivo o negativo. En la actualidad, la OMS lo reconoce como uno de los principales desafíos de salud pública del siglo XXI, especialmente en entornos laborales y educativos.
Además, el estrés no solo afecta a nivel individual, sino que también tiene implicaciones sociales y económicas. En países desarrollados, se calcula que el estrés laboral representa el 30% de las bajas médicas, lo que refleja su impacto en la productividad y el bienestar general.
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El estrés como respuesta del cuerpo ante los desafíos
El estrés es una reacción natural del organismo ante una situación que se percibe como una amenaza o exigencia. En su forma más básica, el cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, que preparan al individuo para enfrentar o evitar la situación (respuesta de lucha o huida). Esta reacción es necesaria y útil en entornos de peligro inmediato, pero se vuelve perjudicial cuando se mantiene a lo largo del tiempo.
La OMS enfatiza que el estrés crónico puede desgastar los sistemas inmunológico, nervioso y cardiovascular. Por ejemplo, personas que viven en entornos de alta tensión laboral o que enfrentan conflictos familiares constantes pueden desarrollar trastornos del sueño, fatiga, irritabilidad y problemas digestivos. Además, el estrés prolongado está asociado a un aumento en la presión arterial, lo que eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Desde un punto de vista psicológico, el estrés también puede provocar ansiedad, depresión y pérdida de motivación. Es por eso que la OMS recomienda la adopción de estrategias de manejo del estrés como la actividad física, la meditación, la regulación emocional y el apoyo social, para prevenir sus efectos negativos.
El estrés en el contexto laboral y social
El estrés no solo es un fenómeno individual, sino también un desafío colectivo. En el ámbito laboral, factores como la carga excesiva de trabajo, el abuso de poder, la falta de participación en decisiones y el aislamiento social generan niveles altos de estrés. Según la OMS, aproximadamente 25% de la población activa en el mundo experimenta niveles significativos de estrés laboral.
En el ámbito social, el estrés puede derivarse de factores como la pobreza, la inseguridad, la discriminación y el aislamiento. En países con altos índices de desigualdad, el estrés se manifiesta de manera más intensa, afectando tanto a las personas como a las comunidades. La OMS ha señalado que el estrés social es un factor que contribuye a la desigualdad en salud, ya que afecta de manera desproporcionada a los grupos más vulnerables.
Ejemplos de situaciones que generan estrés según la OMS
Existen múltiples situaciones en la vida cotidiana que pueden desencadenar estrés. Algunos ejemplos incluyen:
- Entornos laborales exigentes: Trabajar en ambientes con altas expectativas, horarios rígidos y falta de apoyo.
- Conflictos familiares: Disputas entre miembros de la familia, responsabilidades compartidas o falta de comunicación.
- Problemas financieros: Deudas, inseguridad económica o dificultad para cubrir necesidades básicas.
- Cambios importantes: Mudanzas, rupturas amorosas, nacimientos o enfermedades en la familia.
- Situaciones de violencia o acoso: Tanto física como psicológica, en el entorno laboral o personal.
La OMS ha señalado que el estrés derivado de la pandemia ha sido un factor determinante en la salud mental de millones de personas. Situaciones como el aislamiento social, la pérdida de empleo y el miedo a la enfermedad han incrementado niveles de ansiedad y depresión a nivel global.
El concepto de estrés saludable y estrés dañino
La OMS distingue entre dos tipos de estrés: el estrés eustres y el estrés distres. El estrés eustres es aquel que motiva, energiza y mejora el rendimiento. Por ejemplo, un estudiante que se prepara para un examen importante puede experimentar un nivel de estrés que lo impulsa a estudiar con mayor intensidad.
Por otro lado, el estrés distres es aquel que se vuelve perjudicial al prolongarse o intensificarse. Un ejemplo es una persona que trabaja 12 horas diarias sin descanso, lo que puede llevar a fatiga crónica, insomnio y depresión. La OMS recomienda equilibrar las cargas de trabajo, establecer límites claros y practicar técnicas de relajación para prevenir el distres.
Otra distinción importante es entre el estrés agudo y el estrés crónico. El estrés agudo es temporal y suele resolverse con el tiempo, mientras que el estrés crónico persiste por semanas, meses o incluso años, causando daños en el organismo.
Recopilación de síntomas del estrés según la OMS
La Organización Mundial de la Salud ha identificado una serie de síntomas que pueden indicar niveles altos de estrés. Estos se clasifican en físicos, emocionales y comportamentales:
Síntomas físicos:
- Dolores de cabeza frecuentes
- Tensión muscular
- Fatiga constante
- Insomnio
- Dolor abdominal o indigestión
Síntomas emocionales:
- Irritabilidad
- Ansiedad
- Tristeza o depresión
- Sensación de sobrecarga
- Falta de motivación
Síntomas comportamentales:
- Cambios en los hábitos alimenticios (comer en exceso o no comer)
- Aumento en el consumo de sustancias como alcohol o tabaco
- Retiro social
- Menor rendimiento laboral o académico
- Malas decisiones
Reconocer estos síntomas es esencial para identificar el estrés a tiempo y buscar apoyo médico o psicológico.
El estrés en la vida moderna
La vida moderna, con sus múltiples exigencias, ha convertido al estrés en una constante para muchas personas. En la era digital, el trabajo no tiene horario definido, lo que genera una sensación de estar siempre conectado. Esto, junto con la presión por rendir, mantener relaciones sociales y cumplir expectativas personales, ha llevado a un aumento significativo en los niveles de estrés.
El estrés también está presente en la vida de los niños y adolescentes. En muchos casos, la presión académica, la comparación con otros y el uso excesivo de redes sociales generan ansiedad y malestar emocional. La OMS ha señalado que el estrés en esta etapa es un precursor de problemas de salud mental en la edad adulta.
¿Para qué sirve el estrés según la OMS?
Aunque el estrés a menudo se percibe como algo negativo, la OMS destaca que también puede ser útil. El estrés eustres, o estrés positivo, es una herramienta que nos permite enfrentar desafíos, aprender y crecer. Por ejemplo, al prepararse para una entrevista de trabajo, un examen o una presentación, el estrés puede aumentar la concentración y el rendimiento.
También sirve como una señal de alarma. Cuando experimentamos estrés, el cuerpo nos advierte que algo está fuera de equilibrio. Esta señal nos permite tomar acción y ajustar nuestro entorno o comportamiento. Sin embargo, es fundamental aprender a gestionarlo adecuadamente para evitar que se convierta en distres.
Variantes del estrés: estrés laboral, estrés académico y estrés social
La OMS clasifica el estrés según su origen, lo que permite identificar estrategias específicas de manejo. Algunas de las variantes más comunes son:
- Estrés laboral: Relacionado con el entorno profesional. Factores como la sobrecarga de trabajo, el mal ambiente laboral o la falta de reconocimiento son comunes.
- Estrés académico: Presente en estudiantes que enfrentan presiones por obtener buenas calificaciones, prepararse para exámenes o cumplir con plazos.
- Estrés social: Derivado de conflictos interpersonales, discriminación o falta de apoyo emocional.
Cada tipo de estrés tiene sus particularidades, pero todos comparten el riesgo de convertirse en crónicos si no se abordan con estrategias efectivas.
El estrés y su impacto en la salud pública
El estrés no solo afecta a nivel individual, sino que también tiene un impacto significativo en la salud pública. Según la OMS, el estrés crónico es un factor de riesgo para enfermedades como la diabetes, la hipertensión y los trastornos cardiovasculares. Además, está vinculado al aumento en el consumo de sustancias nocivas como el alcohol, el tabaco y drogas ilegales.
En el ámbito laboral, el estrés ha generado un aumento en las bajas médicas y en el absentismo. Los costos asociados al estrés en el lugar de trabajo son enormes, incluyendo bajas productividades, gastos en atención médica y un mayor índice de rotación laboral. Por eso, la OMS promueve la implementación de políticas de bienestar laboral, como la flexibilidad horaria, el apoyo psicológico y la creación de entornos de trabajo saludables.
El significado del estrés según la OMS
El estrés, según la Organización Mundial de la Salud, no es solo un fenómeno psicológico, sino un proceso que involucra el cuerpo, la mente y el entorno. Es una respuesta adaptativa que, en condiciones normales, ayuda al individuo a enfrentar desafíos. Sin embargo, cuando se mantiene en el tiempo, se convierte en un factor de riesgo para la salud.
La OMS define el estrés como una reacción del organismo a una exigencia que implica un desequilibrio entre los recursos disponibles y los necesarios para enfrentar la situación. Esta definición refleja que el estrés no solo depende del evento externo, sino también de la percepción y los recursos internos del individuo.
¿Cuál es el origen del concepto de estrés según la OMS?
El término estrés fue introducido en la ciencia por el médico canadiense Hans Selye en 1936. Selye observó que el cuerpo humano reacciona de manera similar ante diferentes tipos de presiones, ya fueran positivas o negativas. Aunque su definición no era exactamente la misma que la que usa la OMS hoy en día, fue un punto de partida fundamental para el estudio del estrés como un fenómeno psicofisiológico.
La OMS incorporó el concepto de estrés dentro de su marco de salud mental y bienestar en la década de 1970, reconociendo su impacto en la salud global. Desde entonces, ha desarrollado guías, campañas y estrategias para prevenir y manejar el estrés en diferentes contextos, desde el laboral hasta el familiar.
Variantes de estrés y su clasificación
Además de las categorías mencionadas anteriormente, la OMS ha clasificado el estrés en términos de su duración y su impacto. Algunas de las variantes incluyen:
- Estrés agudo: De corta duración, que puede ser útil si se maneja bien.
- Estrés crónico: Prolongado en el tiempo, con consecuencias más graves para la salud.
- Estrés eustres: Positivo, que motiva y mejora el rendimiento.
- Estrés distres: Negativo, que genera malestar y deterioro físico o emocional.
Esta clasificación permite a los profesionales de la salud identificar el tipo de estrés que una persona está experimentando y ofrecer intervenciones más precisas y efectivas.
¿Cómo se mide el estrés según la OMS?
La OMS no mide el estrés en sí mismo, sino que lo evalúa a través de síntomas, comportamientos y factores de riesgo. Existen herramientas como cuestionarios, escalas de autoevaluación y estudios epidemiológicos que permiten medir el nivel de estrés en poblaciones.
Uno de los instrumentos más usados es la Escala de Estrés Percepción de Karasek, que mide el estrés laboral basándose en la relación entre las demandas y el control que tiene una persona sobre su trabajo. Otros métodos incluyen análisis de cortisol en saliva o sangre, que reflejan el nivel de estrés fisiológico.
Cómo usar la palabra clave y ejemplos de uso
La frase qué es el estrés según la OMS puede utilizarse en diversos contextos, como en artículos científicos, guías de salud pública, o en charlas educativas. Por ejemplo:
- Según la OMS, ¿qué es el estrés y cómo afecta a la salud?
- ¿Qué es el estrés según la OMS y cómo se diferencia del estrés saludable?
- Para entender mejor qué es el estrés según la OMS, es importante explorar sus causas y consecuencias.
También puede usarse en foros de salud mental, páginas web de bienestar y en programas de sensibilización sobre salud laboral. En todos estos casos, es fundamental citar fuentes oficiales como la OMS para garantizar la precisión del contenido.
Estrategias para manejar el estrés según la OMS
La OMS recomienda varias estrategias para manejar el estrés de manera efectiva. Algunas de las más destacadas son:
- Práctica de ejercicio físico regular: Ayuda a liberar tensiones y mejorar el estado de ánimo.
- Técnicas de relajación: Meditación, respiración consciente y yoga pueden reducir los niveles de cortisol.
- Habilidades de comunicación: Aprender a expresar sentimientos y necesidades mejora las relaciones interpersonales.
- Apoyo social: Mantener relaciones positivas reduce la sensación de aislamiento.
- Equilibrio entre trabajo y vida personal: Establecer límites claros entre ambos aspectos es clave para prevenir el agotamiento.
La OMS también promueve la educación sobre el estrés en las escuelas y en el lugar de trabajo, para que las personas puedan reconocer sus señales y aprender a manejarlas desde una edad temprana.
El futuro de la gestión del estrés en la salud pública
En los próximos años, la gestión del estrés se convertirá en un pilar fundamental de la salud pública. La OMS está promoviendo la integración de estrategias de manejo del estrés en los sistemas de salud, la educación y el empleo. Además, se está fomentando el uso de tecnologías como aplicaciones móviles y plataformas digitales para monitorear el estrés y ofrecer apoyo psicológico en tiempo real.
La pandemia ha acelerado esta tendencia, mostrando la importancia de la salud mental como parte esencial del bienestar general. En este contexto, la OMS está trabajando con gobiernos, organizaciones y empresas para desarrollar políticas que aborden el estrés de manera integral y sostenible.
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