Las plantas medicinales han sido utilizadas durante siglos como una forma natural de tratar enfermedades y promover la salud. En este artículo, exploraremos el concepto de qué es una planta medicinal, con especial enfoque en la clasificación y reconocimiento que la Organización Mundial de la Salud (OMS) otorgó en el año 2017. Este tema no solo aborda la importancia histórica de las plantas en la medicina, sino también su relevancia en el contexto de la salud moderna. A lo largo de este contenido, desglosaremos qué se entiende por planta medicinal según la OMS, ejemplos de uso, su valor en la medicina tradicional y cómo se integran en el sistema sanitario actual.
¿Qué es una planta medicinal según la OMS en 2017?
Una planta medicinal, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es cualquier planta cuyas partes —hojas, flores, raíces, semillas, corteza o tallos— se utilizan con fines terapéuticos o profilácticos. En 2017, la OMS actualizó sus directrices para incluir un enfoque más holístico en la integración de la medicina tradicional, donde las plantas medicinales juegan un papel fundamental. Según este documento, las plantas medicinales no solo deben ser eficaces y seguras, sino que también deben cumplir con criterios científicos de calidad, estandarización y regulación.
En ese año, la OMS destacó que alrededor del 80% de la población mundial depende en parte de la medicina tradicional, incluyendo plantas medicinales, para su atención sanitaria. Esta cifra subraya la importancia de reconocer y validar científicamente estas prácticas, especialmente en regiones con acceso limitado a medicamentos convencionales.
Además, en 2017, la OMS lanzó un plan de acción para la promoción de la medicina tradicional, enfatizando que las plantas medicinales deberían ser investigadas y reguladas de manera rigurosa para garantizar su uso seguro y efectivo. Este enfoque refleja un reconocimiento global de la medicina tradicional como un complemento valioso al sistema sanitario moderno.
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El papel de la medicina tradicional en el contexto global
La medicina tradicional, cuyas bases son en gran parte las plantas medicinales, ha sido una columna vertebral de la salud en muchas culturas a lo largo de la historia. Aunque en algunas sociedades occidentales se ha percibido con cierto escepticismo, en países de Asia, África y América Latina su uso sigue siendo ampliamente extendido. La OMS reconoce esta diversidad cultural y apoya la integración de estas prácticas en los sistemas sanitarios nacionales, siempre bajo estándares de calidad y seguridad.
En el año 2017, la OMS trabajó con múltiples gobiernos y organizaciones para fomentar la investigación sobre plantas medicinales con potencial terapéutico. Un ejemplo destacado es el estudio de la quinina, extraída de la corteza del árbol *Cinchona*, que durante siglos se ha utilizado para tratar la malaria. Este tipo de investigaciones no solo validan el conocimiento ancestral, sino que también abren caminos para el desarrollo de nuevos fármacos basados en principios naturales.
Otra área clave es el uso de plantas medicinales en la medicina china, la ayurveda o la medicina andina. Estos sistemas han clasificado y utilizado miles de especies vegetales con fines terapéuticos. La OMS en 2017 destacó la necesidad de proteger el conocimiento tradicional, ya que muchas de estas prácticas se transmiten oralmente y están en riesgo de desaparecer si no se recopilan y documentan adecuadamente.
El impacto de la regulación de plantas medicinales
En 2017, la OMS enfatizó la importancia de la regulación de las plantas medicinales para evitar fraudes, contaminación o uso inapropiado. Muchas de estas plantas, si no se procesan correctamente, pueden contener sustancias tóxicas o interactuar con medicamentos convencionales. Por ejemplo, la hierba de San Juan (*Hypericum perforatum*), usada para trastornos del estado de ánimo, puede disminuir la efectividad de anticoagulantes o anticonceptivos orales. Por eso, la OMS recomienda que su uso esté supervisado por profesionales de la salud.
También se destacó el tema de la sostenibilidad. La sobreexplotación de ciertas especies vegetales ha llevado a que algunas estén en peligro de extinción. La OMS, junto con entidades como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), promueve la agricultura sostenible de plantas medicinales y la conservación de hábitats naturales donde estas especies se desarrollan.
Ejemplos de plantas medicinales reconocidas por la OMS en 2017
En 2017, la OMS publicó una lista actualizada de plantas medicinales que han sido investigadas y reconocidas por su eficacia y seguridad. Algunos ejemplos notables incluyen:
- Aloe vera: Usado para tratar heridas, quemaduras y afecciones de la piel. Su gel contiene compuestos antiinflamatorios y promueve la regeneración celular.
- Ginkgo biloba: Conocida por mejorar la circulación sanguínea y apoyar la función cognitiva. Es común en suplementos para el envejecimiento cerebral.
- Echinacea: Usada para prevenir y tratar infecciones virales como el resfriado común.
- Ginseng: Reconocida por su efecto adaptógeno, ayuda a reducir el estrés y mejorar la energía.
- Curcuma (cúrcuma): Su compuesto principal, la curcumina, posee propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.
La OMS no solo reconoce estas plantas por su uso tradicional, sino también por la evidencia científica acumulada a través de estudios clínicos y ensayos controlados.
El concepto de fitoterapia en la medicina moderna
La fitoterapia es el uso de plantas medicinales con fines terapéuticos. En la medicina moderna, este concepto ha evolucionado para incluir la investigación farmacológica, la extracción de principios activos y la producción de medicamentos estándarizados. La OMS, en 2017, destacó la importancia de validar científicamente los usos tradicionales de las plantas para evitar mitos o aplicaciones peligrosas.
Por ejemplo, la aspirina, uno de los medicamentos más utilizados en el mundo, fue originalmente derivada del ácido salicílico presente en la corteza del sauce. Este caso ilustra cómo la fitoterapia puede dar lugar a avances significativos en la medicina moderna. Hoy en día, muchos fármacos modernos tienen su origen en compuestos vegetales, lo que demuestra la relevancia de la investigación en este campo.
La OMS también promueve la formación de profesionales capacitados en fitoterapia, con conocimientos tanto científicos como tradicionales. Esta dualidad permite garantizar que las personas accedan a tratamientos seguros y basados en evidencia, sin perder de vista el valor cultural de las prácticas ancestrales.
10 plantas medicinales destacadas por la OMS en 2017
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2017 publicó una lista de plantas medicinales que han sido investigadas y validadas para su uso terapéutico. A continuación, te presentamos 10 de las más destacadas:
- Aloe vera – Para quemaduras y heridas.
- Ginkgo biloba – Para mejorar la circulación y memoria.
- Curcuma – Antiinflamatoria y antioxidante.
- Echinacea – Para el resfriado y el sistema inmunológico.
- Ginseng – Para el estrés y la energía.
- Valeriana – Para el insomnio y la ansiedad.
- Menta – Para el alivio digestivo y el dolor de cabeza.
- Manzanilla – Para el sistema digestivo y la piel.
- Romero – Para la circulación y el envejecimiento.
- Té de rooibos – Rico en antioxidantes y con propiedades antiinflamatorias.
Estas plantas son solo una muestra de la diversidad vegetal que la naturaleza ofrece para la salud humana. Cada una tiene su historia, usos y beneficios específicos, muchos de los cuales son apoyados por la ciencia moderna.
La importancia de la investigación en plantas medicinales
La investigación científica en plantas medicinales es fundamental para garantizar su uso seguro y eficaz. A lo largo de los años, muchos remedios tradicionales han sido descartados por falta de evidencia o por su uso inadecuado. Sin embargo, gracias a la investigación moderna, se ha podido validar el potencial terapéutico de muchas especies vegetales. En este contexto, la OMS en 2017 reiteró la necesidad de invertir en estudios rigurosos, especialmente en países en desarrollo donde las plantas medicinales son una parte esencial del sistema sanitario.
Además de la validación científica, la investigación también permite el desarrollo de productos farmacéuticos derivados de plantas. Por ejemplo, el artemisinina, extraído de la planta *Artemisia annua*, es un componente clave en el tratamiento de la malaria. Este tipo de descubrimientos subraya la importancia de unir el conocimiento tradicional con la ciencia moderna para mejorar la salud global.
Otra ventaja de la investigación en plantas medicinales es su contribución al desarrollo sostenible. Al estudiar y cultivar ciertas especies de manera responsable, se puede proteger la biodiversidad y promover la economía local en comunidades rurales que dependen de la recolección y venta de plantas medicinales.
¿Para qué sirve una planta medicinal?
Las plantas medicinales tienen múltiples usos terapéuticos, desde el tratamiento de enfermedades comunes hasta el manejo de afecciones crónicas. Algunos ejemplos incluyen:
- Digestión: La menta y la manzanilla son usadas para aliviar gases, indigestión y náuseas.
- Sistema inmunológico: La echinacea y el jengibre fortalecen la inmunidad y ayudan a combatir infecciones.
- Salud mental: La valeriana y la pasiflora son usadas para reducir la ansiedad y mejorar el sueño.
- Inflamación: La curcuma y el aloe vera tienen efectos antiinflamatorios y se usan en el tratamiento de artritis y lesiones.
- Enfermedades específicas: La artemisinina, obtenida de la planta *Artemisia annua*, es vital para tratar la malaria.
Estos usos son respaldados por estudios científicos y, en muchos casos, también por el conocimiento ancestral acumulado durante siglos. La OMS en 2017 reiteró la importancia de validar estos usos para garantizar su seguridad y eficacia.
Diferencias entre plantas medicinales y remedios caseros
Aunque a menudo se usan de manera intercambiable, las plantas medicinales y los remedios caseros no son lo mismo. Una planta medicinal es una especie vegetal que ha sido investigada y validada para su uso terapéutico, con un perfil de seguridad y eficacia conocido. Por otro lado, los remedios caseros son preparaciones que se realizan en casa, muchas veces basadas en conocimientos tradicionales pero sin validación científica.
Por ejemplo, una infusión de manzanilla puede ser considerada una planta medicinal si se usa para aliviar el insomnio o la indigestión, especialmente si se prepara de manera estándar y con dosis controladas. Sin embargo, si se usa de forma inadecuada o en exceso, podría causar efectos secundarios. La OMS en 2017 destacó la necesidad de educar a la población sobre el uso seguro de plantas medicinales, especialmente para evitar riesgos asociados con remedios no validados.
La interacción entre plantas medicinales y medicamentos convencionales
Uno de los aspectos más importantes a considerar al usar plantas medicinales es su interacción con medicamentos convencionales. Muchas plantas contienen compuestos que pueden alterar el efecto de los fármacos, ya sea potenciándolos o disminuyéndolos. Por ejemplo, la hierba de San Juan puede reducir la efectividad de anticoagulantes y anticonceptivos orales. Por otro lado, el ginkgo biloba puede aumentar el riesgo de sangrado si se toma junto con medicamentos antiagregantes.
La OMS en 2017 recomendó que, antes de iniciar el uso de cualquier planta medicinal, se consulte con un médico o farmacéutico. Esto es especialmente importante para personas con enfermedades crónicas o que estén bajo tratamiento con múltiples medicamentos. Además, se destacó la necesidad de que los profesionales de la salud estén capacitados para informar a sus pacientes sobre estos riesgos.
El significado de la palabra planta medicinal según la OMS
La Organización Mundial de la Salud define una planta medicinal como cualquier especie vegetal que se utiliza para prevenir, diagnosticar, tratar o aliviar una enfermedad, lesión o trastorno fisiológico, mediante la administración por vía oral o tópica. Esta definición, actualizada en 2017, refleja un enfoque más amplio que no solo se centra en la eficacia, sino también en la seguridad, la calidad y la regulación de estos productos.
Según la OMS, una planta medicinal debe cumplir con criterios específicos, como la identificación botánica clara, el análisis de los compuestos activos, y la estandarización del producto final. Esto permite que los remedios basados en plantas sean tan seguros y efectivos como los medicamentos convencionales, y que puedan integrarse en los sistemas sanitarios sin riesgos innecesarios.
En este contexto, la OMS también promueve la investigación científica para validar los usos tradicionales de las plantas, con el fin de separar lo que funciona de lo que no. Este enfoque basado en la evidencia es fundamental para garantizar que las personas accedan a tratamientos seguros y eficaces, sin perder de vista el valor cultural de la medicina tradicional.
¿De dónde proviene el concepto de planta medicinal?
El concepto de planta medicinal tiene raíces profundas en la historia humana. Desde la antigüedad, las civilizaciones han utilizado las plantas como fuente de alimento y remedios para enfermedades. En Mesopotamia, Egipto, China, India y América Latina, se encontraron registros escritos de plantas utilizadas con fines terapéuticos. Por ejemplo, en el Papiro Egipcio de Ebers (1550 a.C.) se mencionan más de 800 remedios basados en plantas.
En la Edad Media, los monasterios europeos se convirtieron en centros de investigación y cultivo de plantas medicinales. Los herbales, como el de Dioscórides, compilaban información sobre las propiedades de las plantas y su uso en la medicina. A lo largo de los siglos, con el avance de la química y la farmacología, se comenzó a aislar y sintetizar los compuestos activos, dando lugar a lo que hoy conocemos como medicina moderna.
En el siglo XX, con el desarrollo de antibióticos y medicamentos sintéticos, el uso de plantas medicinales disminuyó en algunos países. Sin embargo, en 2017, la OMS reconoció que la medicina tradicional, incluyendo plantas medicinales, sigue siendo una parte vital del sistema sanitario global, especialmente en regiones con acceso limitado a medicamentos convencionales.
Uso de plantas medicinales en la salud pública
El uso de plantas medicinales en la salud pública ha ganado protagonismo en los últimos años, especialmente en países con recursos limitados. En muchos casos, las plantas son más accesibles y económicas que los medicamentos convencionales, lo que las convierte en una alternativa viable para muchas personas. La OMS en 2017 destacó la importancia de integrar las plantas medicinales en los sistemas sanitarios nacionales, siempre bajo estándares de calidad y regulación.
Por ejemplo, en países como India y China, las plantas medicinales son parte del sistema de salud oficial. En África, organizaciones locales y gobiernos trabajan con la OMS para identificar y promover el uso seguro de plantas con alto potencial terapéutico. En América Latina, la medicina tradicional andina sigue siendo un referente en la salud comunitaria.
La OMS también ha destacado la necesidad de formar a los profesionales de la salud en el uso de plantas medicinales, con el fin de garantizar que las personas reciban información precisa y segura. Esto implica que los médicos, farmacéuticos y terapeutas tradicionales trabajen de manera colaborativa para ofrecer tratamientos integrales y basados en evidencia.
¿Cómo se identifica una planta medicinal?
Identificar una planta medicinal requiere conocimientos botánicos, químicos y farmacéuticos. En primer lugar, es fundamental realizar una correcta identificación botánica, ya que muchas plantas parecen similares pero tienen efectos completamente diferentes. Para esto, se utilizan claves taxonómicas, guías de campo y, en algunos casos, análisis genéticos.
Una vez identificada, se debe analizar la composición química de la planta para determinar sus compuestos activos. Estos análisis se realizan en laboratorios especializados y permiten conocer la dosis efectiva y los posibles efectos secundarios. También es importante estudiar el mecanismo de acción de cada compuesto para entender cómo interactúa con el cuerpo humano.
Además, se deben realizar estudios clínicos para validar la eficacia y seguridad de la planta medicinal. Estos estudios siguen protocolos similares a los de los medicamentos convencionales, garantizando que se obtenga información científica sólida. La OMS en 2017 destacó la importancia de este proceso para evitar el uso inadecuado de plantas con efectos no deseados o ineficaces.
Cómo usar plantas medicinales de forma segura
El uso responsable de plantas medicinales implica seguir ciertas pautas para garantizar su seguridad y eficacia. A continuación, te presentamos algunos pasos clave:
- Consulta con un profesional de la salud: Antes de usar cualquier planta medicinal, es recomendable hablar con un médico o farmacéutico, especialmente si estás bajo tratamiento médico.
- Sigue las dosis recomendadas: Las plantas medicinales pueden ser tóxicas si se toman en exceso. Siempre sigue las indicaciones proporcionadas por un profesional.
- Verifica la calidad del producto: Asegúrate de que la planta provenga de una fuente confiable y esté libre de contaminantes.
- No sustituyas tratamientos convencionales: Las plantas medicinales pueden complementar el tratamiento, pero no deben reemplazarlo sin la supervisión de un médico.
- Observa los efectos secundarios: Si experimentas síntomas inusuales, deja de usar la planta y consulta a un especialista.
La OMS en 2017 destacó que el uso seguro de las plantas medicinales es posible cuando se combinan el conocimiento tradicional con la ciencia moderna. Esta combinación permite aprovechar al máximo el potencial terapéutico de las plantas, sin comprometer la salud.
El impacto de la medicina tradicional en la salud mundial
La medicina tradicional, que incluye el uso de plantas medicinales, tiene un impacto significativo en la salud mundial. Según la OMS, más del 80% de la población mundial utiliza en algún momento la medicina tradicional, especialmente en regiones con acceso limitado a servicios de salud modernos. Este enfoque no solo representa una solución económica, sino también cultural, ya que muchas comunidades prefieren los tratamientos basados en su herencia ancestral.
Además de su relevancia en la salud pública, la medicina tradicional también contribuye al desarrollo económico. En muchos países, la recolección, procesamiento y comercialización de plantas medicinales son fuentes de ingresos para comunidades rurales. La OMS en 2017 destacó la necesidad de apoyar estos sectores con políticas públicas que promuevan la sostenibilidad y la justicia social.
Por otro lado, la medicina tradicional también tiene un papel importante en la investigación científica. Muchos medicamentos modernos tienen su origen en plantas utilizadas tradicionalmente, lo que subraya la importancia de preservar y estudiar estos recursos naturales para el bienestar humano.
El futuro de las plantas medicinales en la salud global
El futuro de las plantas medicinales dependerá de la capacidad de integrar el conocimiento tradicional con la ciencia moderna. La OMS en 2017 lanzó un plan de acción para promover la investigación, la regulación y la integración de la medicina tradicional en los sistemas sanitarios nacionales. Este enfoque busca garantizar que las personas tengan acceso a tratamientos seguros, eficaces y culturalmente apropiados.
Además, la tecnología está jugando un papel clave en la identificación y estudio de nuevas plantas con potencial terapéutico. La biología molecular, la genética y la farmacología están permitiendo descubrir compuestos vegetales que podrían ser la base de medicamentos innovadores en el futuro.
En conclusión, las plantas medicinales seguirán siendo una parte importante de la salud global. Su uso responsable, validado científicamente y regulado por organismos como la OMS, garantizará que se aprovechen al máximo sus beneficios sin comprometer la salud de las personas.
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